miércoles, 17 de octubre de 2007

LAS ACTITUDES DE LA FAMILIA EUCARISTICA MERCEDARIA


LA FAMILIA EUCARÍSTICA MERCEDARIALAS ACTITUDES QUE LA HACEN SER EUCARISTICA...TOMAR, AGRADECER, BENDECIR, PARTIR, DAR, DARSE


Tomar...•


Jesús tomó el pan y el vino en sus manos...•

Tomar nuestra vocación matrimonial•

Tomar en nuestras manos a nuestros hijosAgradecer•


Por la propia vocación al matrimonio•

Por nuestro cónyuge•

Por nuestros hijos .


Bendecir•

A Dios•

Ser una bendición•

Dar la bendición


Partir•


El pan del amor...•

El pan de la unidad...•

El pan de la libertad•

El pan de la verdad•

El pan de la propia vida...•

El pan de la formación en los valores...


Dar


Según el compromiso en el matrimonio...•

El sustento material•

El sustento moral•

El sustento espiritual


DARSE•


A ejemplo del Maestro•

Con profundo amor y respeto al cónyuge y a cada uno de los miembrosde la familia.


Una vida Eucarística se caracteriza por:


La Celebración,Evangelización, Comunión.


Celebrar•


Participar en la Celebración Eucarística,• en forma consciente, con fe, con amor, con esperanza.


Evangelizar•


Llevar el mensaje de Salvación a la misma familia.•

Leyendo y viviendo la Sagrada Escritura•

Con María de la Merced, nuestra Madre, quien con su ejemplo defidelidad a Dios nos impulsa a recorrer el camino hacia Dios.•

Rezando el rosario en Familia•

Con el testimonio.


Comunión•


Adorar a Jesús Eucaristía•

Alimentarse de Jesús Eucaristía•

Estar en unión-con los demásEn María del Refugio•

Encontramos el modelo de Hija de familia quien es capaz de obedecera sus papás hasta el sacrificio de su voluntad.


Modelo de Esposa•

Es fiel a su esposo•

Comparte el PAN de la fe católica•

Le da dos hijos•

Lo acompaña en su muerte.

Modelo de Madre•

Atiende con amor a sus hijos y pone en el corazón de Dios a supequeño Ángel.(10 marzo de 1891)•

Cuida con esmero la educación de su hija...•

Su formación religiosa...•

La práctica de las Obras de Misericordia.


En resumen•

La Familia Eucarística Mercedaria ha de ser...•

Eucaristía para los demás•

A ejemplo de María del Refugio

martes, 16 de octubre de 2007

LA EDUCACIÓN EUCARISTICA MERCEDARIA


1- Filosofía Educativa

La filosofía educativa de los colegios eucarístico-mercedarios está claramente descifrada en el discurso inaugural pronunciado por Ma. Teresa Cancino Aguilar (hija de Maria del Refugio Aguilar y Torres, Nuestra Fundadora) el 16 de abril de 1910.

He aquí nuestro origen, he aquí los grandes anhelos de Ma. Del Refugio Aguilar y Ma. Teresa Cancino Aguilar, que era fundar colegios donde Jesús Eucaristía fuera el centro de nuestro apostolado y la Santísima Virgen, Redentora de Cautivos, fuera venerada con filial devoción. Y el lugar donde las religiosas, junto con sus maestros desplegaran con verdadero entusiasmo la educación de la niñez y juventud. Tiene, por tanto, como marco referencial el Evangelio y los Documentos Eclesiales orientadores de la Educación Cristiana Católica.

La Pastoral Educativa a través de la Escuela Católica tiene su validez en cuanto a que busca la formación y desarrollo integral del hombre nuevo y para lograrlo, las hermanas y maestros eucarístico-mercedarios, asumen, como mínimo las notas características que la Iglesia y la Congregación les señalan. Ambos se han de mantener en apertura a los valores del país, del mundo y a sus instituciones culturales. Esta educación integral comporta una jerarquía de valores propuesta.


El proceso educativo de niños y jóvenes es iluminado y unificado por el Evangelio. Se busca mostrarles y llevarlos a Jesús que es la salvación eterna.

Impulsar su desarrollo integral, es decir, intelectual, el ejercicio de su voluntad libre, el cultivo de la afectividad y de la sexualidad en forma sana y equilibrada y la formación de la conciencia moral, que los capacite para adquirir hábitos de compasión y de comunión con la naturaleza y con los demás.

Es una educación humano-cristiana, comprometida con la promoción humana y social.

Su misión educativa forma parte de la Misión Evangelizadora y Liberadora de la Iglesia de Jesucristo,

Tiene una visión filosófica del hombre centrada en el concepto y en la realidad de la persona creada a imagen y semejanza de Dios y llamada a un destino superior y trascendente de llegar a ser Hijos de Dios y a realizar la tarea de transformar el mundo, la sociedad y la historia.

Por lo tanto, los Colegios Eucarístico-mercedarios, como escuelas católicas, tienen la finalidad de conducir al hombre a su perfección humano-cristiana y a su maduración en la fe. Promueven una educación evangelizadora y liberadora y una instrucción basada en una concepción cristiana del mundo, del hombre y de la historia.


2.- Proyecto Educativo.



Maria del Refugio trabajó en favor de los demás con amor y gran actividad, sin buscar prestigio o reconocimiento de los hombres, aún cuando hubo quienes la admiraron por las tareas emprendidas. Sus obras de misericordia pasaron generalmente desapercibidas; tenemos noticias de algunas por breves referencias o notas de agradecimiento de quienes se vieron beneficiados de su caridad, pero así como sabemos de hechos concretos, otros quedarán sin conocerse por no existir documentos o testimonios que los acrediten.

A partir de 1910, toda su vida giró en torno al colegio y la comunidad, por lo que su opción por los pobres la expresó a través de los mismos (consolando a las familias que sufren, dando albergue a los perseguidos, alimentando y vistiendo a los necesitados…). Su apostolado característico, sin embargo, tiene que ver con la formación e instrucción de la niñez y juventud y en ese campo desbordó su caridad, sobre todo interesándose por el bienestar espiritual y moral de los educandos y sus familias.


Si consideramos que los documentos que comenzaron a normar la vida de la comunidad, como los primeros prospectos y discursos escolares, fueron, si no todos redactados por Maria del Refugio, si admitidos como ideario de sus obras, podemos decir que al menos existe una noción clara y definida de su pensamiento educativo. La reflexión que sirve de punto de partida es anterior a la fundación del Instituto de religiosas educadoras: La salvación de los niños es uno de los intereses del Corazón de Jesús. Está confiado a nosotros. Debemos trabajar por la salvación de los niños y de los jóvenes.

1o. Con el buen ejemplo.


2o. Con la palabra.


3o. Con la oración.


Este pensamiento es la síntesis de su quehacer educativo como madre y como educadora. Es deber de todos cooperar al bien común, pero reconoce que son los padres de familia y los educadores, quienes deben encaminar a los niños a Dios, dándoles buen ejemplo, instruyéndolos y orando por y con ellos.

En el trato con intelectuales liberales y racionalistas, descubrió la soberbia de la ciencia sin Dios, que no llega jamás a perfeccionar el entendimiento humano, porque le falta la razón única de todas las cosas: Dios. En su experiencia de vida conoció los efectos nocivos que provocan en la Religión la corrupción de costumbres y la superficialidad de la cultura moderna. Conoció la necesidad de individuos marginados por la ignorancia, pobreza, hambre, persecuciones, debilidad de carácter; de familias desposeídas y de madres e hijos abandonados. Sus años de viudez la hicieron valorar también, la adquisición de conocimientos como medio para asegurar el sustento, desarrollar el intelecto, afrontar las dificultades y peligros de la vida, siendo así un miembro mas útil para la Iglesia y la sociedad.

Para Maria del Refugio la solución a la problemática del mundo en que vivimos, está en formar almas eucarísticas, en recordar y vivificar en los individuos su condición de cristianos, para perfeccionar y consumar la configuración en Cristo y en su Cuerpo Místico que es la Iglesia. Su proyecto educativo está orientado a enseñar que en el centro de todas las ciencias radica Dios y que no hay auténtica vida Cristiana sin la participación eucarística y la protección de Maria Santísima. Es el fin del Instituto: valerse de la escuela para formar almas eucarístico-marianas y salvarlas, por eso “insistía en que se preparasen bien las y los niños para la primera comunión y fuesen instruidos para la comunión frecuente. La Santa Misa, el Santo Evangelio, la Pasión del Señor meditada en la misa, los cantos sagrados para entusiasmar y enfervorizar al santo amor de Dios”

Insistía en que “sin vida interior, fervorosa e interna, las actividades externas

resultan estériles, pesadas y fastidiosas”


3.- Método y principios pedagógicos.


Cuando abrió el primer colegio, Maria del Refugio se propuso impartir una educación ordenada e integral (intelectual, moral, física, social y del carácter), útil y que satisficiera los programas oficiales, empleando en todo los métodos avanzados de la pedagogía. Consideraba que no basta la buena intención y todos los esfuerzos de la directora y los profesores. Sino que debe imperar el orden, la disciplina, el estimulo, las recompensas, los métodos y sus fines, los medios y los resultados.



Se propuso formar en los educandos hábitos de bien obrar, enseñarles a gobernar las pasiones por medio de la voluntad, para que bien ordenadas y ayudadas de la gracia recibida en la comunión eucarística, los conduzca al bien. Dio primacía a las clases de religión y la vida de piedad de los niños, incluyendo en las actividades cotidianas visitas al Santísimo Sacramento y el rezo del Rosario.

En la enseñanza de la historia, las costumbres, la lengua y todo lo que representa el patrimonio cultural y religioso de un país, vio un medio para acercar al hombre a Dios. Incluso entre las religiosas inculcó el amor a la patria, para motivar la oración reparadora por los pecados nacionales. Pero la misión del Instituto de las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento es universal y ello explica que la enseñanza de las lenguas y las culturas extranjeras revistiera gran importancia.

Implementó a la educación del entendimiento y la voluntad, ejercicios gimnásticos, alimentación sana y nutritiva, baños frecuentes, excursiones y paseos para descansar del trabajo intelectual y para alcanzar un adecuado desarrollo físico y una vida higiénica saludable. Puesto que los colegios están originalmente pensados para la educación de la mujer, incluyó cursos enfocados a desarrollar en las niñas las características propias de su feminidad, como son encaje y bordado, flores artificiales, cocina, música y pintura.

Estimulaba al alumnado por medio de tarjetas semanales, distinciones en el cuadro de honor mensual y con premios al finalizar el curso anual, consistente en libros escogidos y adecuados a la edad de los agraciados.

Estableció asociaciones piadosas para las niñas, e invitaba a las familias a que tomaran parte en algunos actos litúrgicos celebrados en la capilla semipública del colegio.

Para infundir la caridad, puso una alcancía en el colegio para que las alumnas depositaran algunos centavos y con los ahorros comprar vestidos y juguetes para las niñas de los colegios gratuitos. También juntaba víveres entre las familias para repartirlos a los pobres y llevaba alumnas a jugar con los huérfanos de la Casa de Cuna Católica, enseñándoles a “convivir y compartir con ellos de una manera muy natural, no como una caridad o un servicio”.
Las hermanas han de ejercer una vigilancia continua y absoluta sobre los alumnos, convenciendo, persuadiendo y previniendo las faltas más que corrigiéndolas. La vigilancia preventiva es, de hecho, uno de los puntos en los que más insistió, haciéndoles ver que son responsables ante Dios de la pureza de los niños y que por lo mismo no deben dar ocasiones de faltas dejándolos solos, ni siquiera con sus familiares (excepto los padres) y que, a+un cuando el altar con el Santísimo expuesto se estuviera incendiando, atendieran primero a los niños.

En los recreos de los niños las religiosas deben tomar parte en sus juegos, escuchar sus conversaciones y enseñarles a amar a Jesús Sacramentado y a huir del pecado, Con frecuencia repetía que: “su penitencia no debe consistir en disciplinas y ayunos, sino en educar a los niños y jóvenes procurando la salvación de las almas”.

Para no tener que recurrir a castigos, es indispensable que los alumnos se eduquen por el propio convencimiento del deber. Ligado a este principio, podemos mencionar también el que aprendan a decir siempre la verdad, sin importar las consecuencias.

Dispuso que a los niños de malas costumbres no los despidan, sino que los vigilen, y acompañen para evitar que ofendan a Dios. Sólo en el caso de persistir la mala conducta tendrían éstos que abandonar el establecimiento.

(George Herbert Foulkes)