Madre, Nuestra Señora de la Merced:
El amor te ha hecho libre,
como el alba a la mañana.
Tu corazón pobre es libre,
con la libertad del Reino.
Tu corazón manso es libre,
con la libertad de un Dios cercano.
Tu corazón de hambre y sed de justicia es libre,
con la libertad de un Dios planitud.
Tu corazón misericordioso es libre,
con la libertad de un Dios amor.
Tu corazón en paz es libre,
con la libertad de ser llamada hija de Dios.
Tu corazón perseguido por la justicia es libre,
con la libertad de ser tuyo el Reino.
Tu libertad te lleva a ser feliz,
cuando la injuria o la persecución,
a causa de Jesús, llama a tu puerta.
Entonces te alegrarás y regocijarás,
porque la recompensa será grande en el Reino.
Bienaventurada tú, porque has creído en Jesús,
tu hijo, como el Señor y liberador.
(Pedro Fernández, o.ss.t.)
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