Un Jubileo es un quincuagésimo aniversario, un año especial que se celebra con exultación en la Iglesia. Es una celebración llena de gozo que tiene sus orígenes en la Historia Sagrada.
Siete es el numero santo que significa totalidad. Dios creó el mundo en siete días, el séptimo descansó. El día séptimo de la semana o el "Sábado" era el día de santificación para los Israelitas.
Cada séptimo año era también un año de santificación. Siete años siete veces llamaban para un año de celebración que se llamó el Jubileo.
Una celebración cada cincuenta años era parte de la ley Levítica y significaba traer un tiempo de justicia, paz y perdón.
Es importante notar que en el calendario bíblico, Cristo vino al mundo en el cuarto milenio, han ocurrido dos milenios de Cristiandad así que el séptimo milenio es un tiempo de Gracia y santificación.
El Jubileo se celebra cada veinticinco años por decreto del Papa Clemente VI.
El Jubileo en la Biblia
Cuando los Israelitas recibieron la ley Levítica, el Jubileo vino como un tiempo para proclamar la remisión de los pecados con sonido de trompeta. Fué una celebración de paz, perdón de deudas, liberación de esclavos y gran gozo en la tierra. Fué un tiempo de escuchar al Espíritu de Dios moviéndose con justicia en los corazones de los hombres y trayendo reconciliación.
Se necesitaba una proclamación hecha con el sonido de trompeta para enfatizar la importancia del evento, para hacer conocido a todo el mundo con gozo de que Dios demanda justicia en la tierra, el compartimiento de las riquezas y de que El perdona los pecados.
El Jubileo era un tiempo de la Gracia de Dios que tocaba los corazones de aquellos que escuchaban su Palabra.
Dios insistía en que nosotros debemos de mantener sus preceptos y juicios, que tenemos que cumplirlos: para que podamos vivir en la tierra sin ningún miedo, y para que tengamos confianza en su bondad. (Lev 25:18-19)
Levítico 25:8-19
8 Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años.
9 Entonces en el mes séptimo, el diez del mes, harás resonar clamor de trompetas; en el día de la Expiación haréis resonar el cuerno por toda vuestra tierra.
10 Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia.
11 Este año cincuenta será para vosotros un jubileo: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar,
12 porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de sí.
13 En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad.
14 Si vendéis algo a vuestro prójimo o le compráis algo, ved que nadie dañe a su hermano.
15 Comprarás a tu prójimo atendiendo el número de años que siguen al jubileo; u según el número de los años de cosecha, él te fijará el precio de venta:
16 a mayor número de años, mayor precio cobrarás; cuantos menos años queden, tanto menor será su precio, porque lo que él te vende es el número de cosechas.
17 Ninguno de vosotros dañe a su prójimo, antes bien teme a tu Dios; pues yo soy Yahveh vuestro Dios.
18 Cumplid mis preceptos; guardad mis normas y cumplidlas; así viviréis seguros en esta tierra.
19 Y la tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros; y habitaréis seguros en ella.
Siete es el numero santo que significa totalidad. Dios creó el mundo en siete días, el séptimo descansó. El día séptimo de la semana o el "Sábado" era el día de santificación para los Israelitas.
Cada séptimo año era también un año de santificación. Siete años siete veces llamaban para un año de celebración que se llamó el Jubileo.
Una celebración cada cincuenta años era parte de la ley Levítica y significaba traer un tiempo de justicia, paz y perdón.
Es importante notar que en el calendario bíblico, Cristo vino al mundo en el cuarto milenio, han ocurrido dos milenios de Cristiandad así que el séptimo milenio es un tiempo de Gracia y santificación.
El Jubileo se celebra cada veinticinco años por decreto del Papa Clemente VI.
El Jubileo en la Biblia
Cuando los Israelitas recibieron la ley Levítica, el Jubileo vino como un tiempo para proclamar la remisión de los pecados con sonido de trompeta. Fué una celebración de paz, perdón de deudas, liberación de esclavos y gran gozo en la tierra. Fué un tiempo de escuchar al Espíritu de Dios moviéndose con justicia en los corazones de los hombres y trayendo reconciliación.
Se necesitaba una proclamación hecha con el sonido de trompeta para enfatizar la importancia del evento, para hacer conocido a todo el mundo con gozo de que Dios demanda justicia en la tierra, el compartimiento de las riquezas y de que El perdona los pecados.
El Jubileo era un tiempo de la Gracia de Dios que tocaba los corazones de aquellos que escuchaban su Palabra.
Dios insistía en que nosotros debemos de mantener sus preceptos y juicios, que tenemos que cumplirlos: para que podamos vivir en la tierra sin ningún miedo, y para que tengamos confianza en su bondad. (Lev 25:18-19)
Levítico 25:8-19
8 Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años.
9 Entonces en el mes séptimo, el diez del mes, harás resonar clamor de trompetas; en el día de la Expiación haréis resonar el cuerno por toda vuestra tierra.
10 Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia.
11 Este año cincuenta será para vosotros un jubileo: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar,
12 porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de sí.
13 En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad.
14 Si vendéis algo a vuestro prójimo o le compráis algo, ved que nadie dañe a su hermano.
15 Comprarás a tu prójimo atendiendo el número de años que siguen al jubileo; u según el número de los años de cosecha, él te fijará el precio de venta:
16 a mayor número de años, mayor precio cobrarás; cuantos menos años queden, tanto menor será su precio, porque lo que él te vende es el número de cosechas.
17 Ninguno de vosotros dañe a su prójimo, antes bien teme a tu Dios; pues yo soy Yahveh vuestro Dios.
18 Cumplid mis preceptos; guardad mis normas y cumplidlas; así viviréis seguros en esta tierra.
19 Y la tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros; y habitaréis seguros en ella.
EN LA TRADICIÓN CATÓLICA
En la tradición católica, el Jubileo es un gran suceso religioso. Es al año de la remisión de los pecados y de las penas por los pecados, es el año de la reconciliación entre los adversarios, de la conversión y de la penitencia sacramental, y, en consecuencia, de la solidaridad, de la esperanza, de la justicia, del empeño por servir a Dios en el gozo y la paz con los hermanos. El Año Jubilar es ante todo el Año de Cristo, portador de la vida y de la gracia a la humanidad.
Sus orígenes se remontan al Antiguo Testamento. La ley de Moisés habla determinado para el Pueblo Hebreo un año particular: "Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este año cincuenta será para vosotros un jubileo; no cortaréis ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, porque es el jubileo que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de si. En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad" (Lev 25, 10-13). La trompeta con que se anunciaba este año particular era un cuerno de morueco, que se llama "yobel" en hebreo, de ahí la palabra "Jubileo". La celebración de este año llevaba consigo, entre otras cosas, la restitución de las tierras a sus antiguos propietarios, la remisión de las deudas, la liberación de los esclavos, y el reposo de la tierra. En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como Aquél que lleva a su cumplimiento el Jubileo antiguo, ya que Él ha venido a "predicar el año de gracia del Señor" (cfr. Is 61, 1-2).
Sus orígenes se remontan al Antiguo Testamento. La ley de Moisés habla determinado para el Pueblo Hebreo un año particular: "Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este año cincuenta será para vosotros un jubileo; no cortaréis ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, porque es el jubileo que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de si. En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad" (Lev 25, 10-13). La trompeta con que se anunciaba este año particular era un cuerno de morueco, que se llama "yobel" en hebreo, de ahí la palabra "Jubileo". La celebración de este año llevaba consigo, entre otras cosas, la restitución de las tierras a sus antiguos propietarios, la remisión de las deudas, la liberación de los esclavos, y el reposo de la tierra. En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como Aquél que lleva a su cumplimiento el Jubileo antiguo, ya que Él ha venido a "predicar el año de gracia del Señor" (cfr. Is 61, 1-2).
El Jubileo se llama comúnmente "Año Santo", no solamente porque comienza, se desarrolla y se concluye con ritos sagrados, sino también porque está destinado a promover la santidad de vida. Ha sido instituido en efecto para consolidar la fe, favorecer las obras de solidaridad y la comunión fraterna en el seno de la Iglesia y en la sociedad, para recordar y remover a los creyentes a una profesión de fe más sincera y más coherente en Cristo el único Salvador.
El Jubileo puede ser: ordinario, si está unido a datos fijos; extraordinario, si se convoca con motivo de un suceso de particular importancia.
El Jubileo puede ser: ordinario, si está unido a datos fijos; extraordinario, si se convoca con motivo de un suceso de particular importancia.
La costumbre de convocar Jubileos extraordinarios se remonta al siglo XVI: su duración varia desde unos días hasta un año. Los últimos Años Santos de este siglo son el de 1933, convocado por Pío XI para el XIX centenario de la Redención, el de 1983, convocado por el Papa Juan Pablo II para el 1950 aniversario de la Redención. En 1987, el Papa Juan Pablo II ha convocado igualmente un Año Mariano.
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