sábado, 8 de diciembre de 2007

jueves, 6 de diciembre de 2007

REFLEXIÓN


¿Por qué mi hija/hijo?
Rafael González-Villalobos

Fuente:interrogantes.net

Esta cuestión presenta una doble vertiente. Dicho de otro modo, los padres podemos plantearnos esta pregunta en un doble sentido.

Un primer sentido sería el de aquellos que, asumiendo en su totalidad todo lo expuesto hasta el momento, ven en la llamada divina a su hijo una bendición inmerecida. A estos tan solo cabe decirles que den muchas gracias a Dios, y sigan rezando por sus hijos.

El segundo sentido, más habitual y absolutamente comprensible, es el de los padres que se plantean si no existirán otras y otros a los que complicar la vida: ¿por qué a mi hija, y no a la hija de mi vecino, o a la compañera de clase?

Antes de contestarte, déjame que te insista en que la vocación de un hijo es un signo de predilección del Señor, en primer lugar hacia el propio hijo, y en segundo lugar y por extensión, a su familia.

¿Quieres saber porqué Dios ha complicado la vida de tu hijo, y la tuya?

1. Porque durante los años anteriores, has trabajado muy bien esa tierra para dejarla en disposición de que el Señor siembre, la semilla agarre, y dé como resultado un buen árbol. Posiblemente casi con toda seguridad cada vez que metías el arado pensabas en cualquier cosa menos en que estabas preparando el terreno a Jesús. Pero como lo has hecho muy bien, como has obtenido un hijo de Dios alegre, generoso, sincero, trabajador, leal, incluso con vida de trato con su Padre, ha llegado el Sembrador y ha dicho: esta tierra la quiero para mí, para que crezca en ella uno de mis mejores árboles.

Piensa que, aunque para Dios todo es posible, y en cualquier momento caben las conversiones a lo San Pablo, lo más habitual será que Jesús no recurra a las caídas del caballo, sino que elija a sus amigos más cercanos entre aquellos que tienen una base sólida, en vida cristiana y en virtudes humanas, para escuchar su llamada y responder afirmativamente.

Además, no olvides que San Pablo, siendo todavía Saulo, era un gran perseguidor de la Iglesia; pero al mismo tiempo, era un gran hombre, lleno de virtudes humanas. Por eso, de un gran perseguidor salió un gran Apóstol.

2. Porque Dios tiene todo el derecho a llamar a quien quiera. No pierdas de vista que los padres recibimos a los hijos en depósito, no como propiedad. Por más que nos empeñemos, y en ocasiones nos empeñamos más de la cuenta, nuestras hijas y nuestros hijos volarán. Antes o después saldrán de casa, como lo hemos hecho nosotros, y como lo hicieron nuestros padres. Entonces, ¿cómo podemos extrañarnos de que quiera marcharse con Jesús, y no nos llama la atención que se vaya con una mujer o con un hombre?

Por último, déjame que te cuente algo que he oído en muchas ocasiones de labios de San Josemaría Escrivá: el noventa por ciento de la vocación se debe a los padres. Piénsalo despacio. Saboréalo. Llénate de orgullo. Y de responsabilidad.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

martes, 4 de diciembre de 2007

lunes, 3 de diciembre de 2007

domingo, 2 de diciembre de 2007