martes, 10 de junio de 2008

La sinceridad, la sencillez y los valores evangélicos toman su forma en algunas congregaciones y conventos que acogen hoy nuevas vocaciones de jóvenes que entran con la ilusión de desposarse con Cristo en cuerpo y alma para toda la eternidad y hacerle presente desde la oración hasta todos los confines de la tierra.
"Los brazos del Crucificado están extendidos para arrastrarte hasta su corazón. Él quiere tu vida para regalarte la suya.

El mundo está en llamas. Pero en lo alto, por encima de todas las llamas, se eleva la Cruz para extender la Resurrección. El mundo está en llamas. ¿Deseas apagarlas?. Abrázate a Cristo crucificado. Desde su corazón abierto brota la Sangre del Redentor. Ella apaga las llamas de todo infierno.

Deja libre tu corazón a Dios; en él se derramará el Amor redentor hasta inundar y hacer fecundos todos los confines de la tierra.

Oyes el gemir de los heridos, oyes la llamada agónica de los moribundos..., oyes el gemir de cada hombre en el corazón de Cristo. Te conmueve el dolor de la humanidad y deseas aliviar, abrazar, curar sus heridas más hondas.

Abraza al Crucificado. Si estás esponsalmente unida a Él, en ti está su Sangre. Unida a Él estás omnipresente como Él.

En el poder de la Cruz puedes estar en todos los frentes, en todos los lugares de aflicción y esperanza. A todas partes llevas su amor misericordioso, en todas partes derramas su preciosíma Sangre que alivia, redime, santifica y salva.

¿Quieres sellar para siempre esta alianza con Él?.
¿Cual es tu respuesta?."

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